No obstante, el «Desastre de Suecia» en el Mundial ’58 provocó una revolución en el fútbol argentino y dio lugar a un fuerte cisma en toda su estructura, y una de sus principales consecuencias fue una modernización en el uso de las alineaciones y formaciones. Esto se debió al hecho de que hasta los años 1960, el fútbol argentino se desarrolló más o menos aislado de la evolución traída por los entrenadores británicos, italianos y húngaros, debido a las limitaciones tecnológicas de la época en materia de comunicaciones y viajes con Europa, falta de información para mantenerse al tanto de las novedades, falta de conocimiento y/o interés en las últimas innovaciones, y un fuerte nacionalismo promovido por la Asociación del Fútbol Argentino (por ejemplo, en aquella época a los argentinos que jugaran en Europa se les tenía prohibido jugar en la selección argentina).